Evangelio 29 de abril 2016
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30): En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.» Siempre a lo largo de la historia, todos los hombres han sentido el cansancio, el agobio,... pero quizá más que nunca el hombre de nuestro tiempo experimenta este estrés producido por nuestra sociedad, donde parece que no llegamos a nada y tenemos que abarcar mucho. Sabemos que hay que descansar, pero somos alma y cuerpo, e igual que e