Evangelio 28 de abril 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»
A veces podemos pensar que el cristianismo es una religión de reglas, de imposiciones,... y es todo lo contrario: el cristianismo solo nos habla de la verdad, para que conociendo las cosas a fondo seamos absolutamente libres para elegir. La ignorancia es el mayor enemigo de la fe.
Jesús nos dice que sigamos su ejemplo: que guardemos los mandamientos y permanezcamos en el Amor de Dios si queremos ser absolutamente felices. Primero aquí, y después en el Cielo.
Como diría San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti".
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»
A veces podemos pensar que el cristianismo es una religión de reglas, de imposiciones,... y es todo lo contrario: el cristianismo solo nos habla de la verdad, para que conociendo las cosas a fondo seamos absolutamente libres para elegir. La ignorancia es el mayor enemigo de la fe.
Jesús nos dice que sigamos su ejemplo: que guardemos los mandamientos y permanezcamos en el Amor de Dios si queremos ser absolutamente felices. Primero aquí, y después en el Cielo.
Como diría San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti".
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