Evangelio 25 de abril 2016
Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Hay una leyenda acerca de la Ascensión a los cielos, que dice que cuando el Señor estaba ascendiendo, le acompañaba el Arcángel San Gabriel, y según iban subiendo, veían la tierra y se veían 12 puntitos luminosos. El Arcángel preguntó qué era aquello, y Jesús le respondió: "son mi Madre y mis apóstoles. Ellos son las luces que dejo en el mundo para que lleven a todos la Buena Noticia". El Arcángel le preguntó: "¿Y si ese plan falla?", y Jesús le contestó: "No tengo otro plan".
Cada uno de nosotros somos el único plan del Señor para llegar a la gente de tu oficina, a la gente de tu clase, a la gente de tu trabajo. No hay otro plan, tú eres el plan.
Proclamar el Evangelio no es una decisión personal, es un mandato imperativo de Cristo que necesita tus manos y las mías para que otros le conozcan.
No estamos solos, Él nos acompaña siempre.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Hay una leyenda acerca de la Ascensión a los cielos, que dice que cuando el Señor estaba ascendiendo, le acompañaba el Arcángel San Gabriel, y según iban subiendo, veían la tierra y se veían 12 puntitos luminosos. El Arcángel preguntó qué era aquello, y Jesús le respondió: "son mi Madre y mis apóstoles. Ellos son las luces que dejo en el mundo para que lleven a todos la Buena Noticia". El Arcángel le preguntó: "¿Y si ese plan falla?", y Jesús le contestó: "No tengo otro plan".
Cada uno de nosotros somos el único plan del Señor para llegar a la gente de tu oficina, a la gente de tu clase, a la gente de tu trabajo. No hay otro plan, tú eres el plan.
Proclamar el Evangelio no es una decisión personal, es un mandato imperativo de Cristo que necesita tus manos y las mías para que otros le conozcan.
No estamos solos, Él nos acompaña siempre.
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