Evangelio 21 de abril 2016

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,16-20):

Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe recibe al que me ha enviado.»


La señal del cristiano es la cruz, porque es la señal de Cristo, a quien seguimos. Por eso, no nos podemos extrañar si a veces nos la hace llevar aún sin entenderlo, como le pasó a Simón de Cirene, que el pobre solo pasaba por allí y se topó con la Cruz, y ayudó a Jesús a llevarla. Estuvo corredimiendo con Él sin esperarlo.
Cuando la Cruz pese, cuando pensemos que no podemos más, decirle al Señor como en confidencia: "Señor, que esta Cruz tan pesada que llevo sirva para redimir contigo". Y te quedarás con mucha paz.

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