San Isidro, o de cómo ser santo sin hacer cosas raras

Hoy es la fiesta de San Isidro, nuestro Patrón, y un modelo a imitar por todos los cristianos, porque era un hombre normal, casado, que a través de su trabajo se hizo santo.

No era ingeniero, ni presidente de gobierno, era un labrador, y es que cualquier trabajo honrado, si se hace por amor, tiene valor eterno y nos acerca a Dios.

San Isidro es un ejemplo claro de lo que el Papa nos dice en la última encíclica:

“Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada sólo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos  viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”.

A nosotros, además, nos recuerda a nuestros antepasados, que con tanto trabajo labraban la tierra para llevar el sustento a sus familias. Hoy nos acordamos especialmente de ellos, y le pedimos a Dios que los tenga muy cerquita de Él, viendo desde arriba todo lo que han construido en la tierra.

Con estas fotos, recordamos cómo le celebramos el pasado sábado en la Parroquia, y damos gracias a la Hermandad de San Isidro por un año más, honrarle y ayudarnos a venerar a este Santo que tan buen ejemplo nos da a todos.

Y es que, para ser santo, no hace falta hacer cosas raras.






























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