Perdonar... ¿Siempre?

Todo el mundo falla, hasta tu mejor amigo, hasta la familia. Y precisamente porque es la gente que más te importa, te duele más y es más difícil sacar el aguijón que se clava cuando te hacen daño.

El Evangelio de hoy nos habla de perdonar, y no una vez o en momentos fáciles, sino siempre y en toda condición "hasta 70 veces 7".
¿Perdonar y olvidar? Perdonar es un acto de la voluntad, y la memoria sigue ahí, y precisamente ahí reside su valor, en que aún recordando que te han herido, eres capaz de abrir el corazón y acoger a esa persona.

Nosotros por nosotros mismos no somos capaces perdonar, por eso tenemos que pedir ayuda a Dios para que nos ayude a tener su misericordia. Qué importancia tiene que tener el perdón, que incluso aparece en el Padrenuestro "perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

El perdón libera. Al que perdona y al perdonado. No merece la pena vivir con rencor, con rencillas entre unos y otros, en cualquier ámbito: la familia, los amigos, el trabajo, y también la Parroquia.

¿Te imaginas si todos perdonáramos de corazón? El mundo sería muy distinto.

Hoy nos dice el Papa Francisco que cuanto más ocupa Jesús en nuestro corazón, más cerca estamos de los hermanos.
Quizá debemos empezar por ahí.

Vamos a pedir al Señor que nos ayude a tener sus mismos sentimientos y nos ayude a perdonar de corazón, siempre.

Feliz domingo

Comentarios

  1. Ciertamente, el perdón verdadero sólo puede ser de corazón, si no es así, sólo es palabrería hipócrita, que quizá pretenda engañar a otros, pero acaba engañándonos a nosotros mismos, nos deja tranquilitos y... cuando menos te lo esperas salta la liebre, como dice el salmo 39: "pondré un freno a mi boca, mientras tenga al malvado frente a mí. Yo me callé tranquilo y en silencio, mas mi dolor aumentó al ver su dicha".

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