Evangelio 28 de enero 2016
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,21-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
"La medida que uséis la usarán con vosotros". A veces nosotros tendemos a criticar lo que hacen los demás, cuando son cosas que seguramente cualquiera nos podría reprochar a cada uno de nosotros, porque todos tenemos el pecado original, tenemos tentaciones, defectos,...
Jesús tiene una única medida: la del amor, la misericordia y el perdón, y nos invita a usar solo esta medida. La medida del amor gratuito y desinteresado.
Tratar a cada persona como si fuera Jesús. Ahí está el secreto.
Vamos a pedir al Señor hoy no tener más medidas que las suyas.
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
"La medida que uséis la usarán con vosotros". A veces nosotros tendemos a criticar lo que hacen los demás, cuando son cosas que seguramente cualquiera nos podría reprochar a cada uno de nosotros, porque todos tenemos el pecado original, tenemos tentaciones, defectos,...
Jesús tiene una única medida: la del amor, la misericordia y el perdón, y nos invita a usar solo esta medida. La medida del amor gratuito y desinteresado.
Tratar a cada persona como si fuera Jesús. Ahí está el secreto.
Vamos a pedir al Señor hoy no tener más medidas que las suyas.
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