Evangelio 23 de octubre 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,54-59):
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»
Cristo pasa cerca de nuestro día cada día. Lo podemos ver en nuestra familia, en nuestro trabajo, en las cosas más cotidianas. O sabemos encontrar al Señor en lo pequeño y desapercibido, o no lo encontraremos nunca.
No nos salvamos porque seamos muy perfectos o muy buenos, sino porque Cristo ha muerto en la Cruz por nosotros, y nos salvamos por su Misericordia, pero Él tiene muy en cuenta nuestra libertad. Fe y obras. No basta con creer, sino que nuestra vida tiene que ir acorde a nuestra Fe.
Si algo nos chirría de nuestra vida, siempre tenemos el confesionario donde el Señor nos espera con los brazos abiertos.
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»
Cristo pasa cerca de nuestro día cada día. Lo podemos ver en nuestra familia, en nuestro trabajo, en las cosas más cotidianas. O sabemos encontrar al Señor en lo pequeño y desapercibido, o no lo encontraremos nunca.
No nos salvamos porque seamos muy perfectos o muy buenos, sino porque Cristo ha muerto en la Cruz por nosotros, y nos salvamos por su Misericordia, pero Él tiene muy en cuenta nuestra libertad. Fe y obras. No basta con creer, sino que nuestra vida tiene que ir acorde a nuestra Fe.
Si algo nos chirría de nuestra vida, siempre tenemos el confesionario donde el Señor nos espera con los brazos abiertos.
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