Evangelio 21 de octubre 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,39-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
El desconocer la ley no exime de su cumplimiento. Eso es lo que pasa en las regulaciones humanas de la sociedad, y es que desconocer que algo es ilegal no exime de culpa.
El Señor nos dice lo contrario: el que no sabe lo que hace no es culpable, pero el que lo sabe sí.
Nosotros conocemos lo que el Señor quiere, sabemos lo que está bien y lo que está mal, porque le seguimos de cerca, o lo intentamos al menos.
Preguntar, formarse, interesarse por si algo que estoy haciendo es o no pecado, es o no una ofensa a Dios, a los hermanos o a mí mismo, forma parte de la responsabilidad personal que tenemos como cristianos.
En caso de duda, siempre preguntar a un sacerdote o a alguna persona que pueda ayudar a discernir.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
El desconocer la ley no exime de su cumplimiento. Eso es lo que pasa en las regulaciones humanas de la sociedad, y es que desconocer que algo es ilegal no exime de culpa.
El Señor nos dice lo contrario: el que no sabe lo que hace no es culpable, pero el que lo sabe sí.
Nosotros conocemos lo que el Señor quiere, sabemos lo que está bien y lo que está mal, porque le seguimos de cerca, o lo intentamos al menos.
Preguntar, formarse, interesarse por si algo que estoy haciendo es o no pecado, es o no una ofensa a Dios, a los hermanos o a mí mismo, forma parte de la responsabilidad personal que tenemos como cristianos.
En caso de duda, siempre preguntar a un sacerdote o a alguna persona que pueda ayudar a discernir.
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