Evangelio 15 de octubre 2015

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»


¿Hay alguien que no tenga problemas? ¿Alguien al que algo no le preocupe? Creo que no... 
Sean cosas más pequeñas o más grandes, son nuestras cosas, y a cada uno le agobia lo suyo.
El Señor nos propone aliviar la carga que llevamos todos los días a cuestas y compartirla con Él.

Cuando sientas que la carga te supera, si puedes vete delante de un Sagrario y llora con el Señor, dile que no puedes más y que no sabes por dónde tirar, que te ayude a llevar la Cruz. Y te aseguro que lo hace, y que tú sales como nuevo.

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