Evangelio 29 de septiembre de 2015

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-56):

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó y dijo: «No sabéis de que espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.»
Y se marcharon a otra aldea.


Muchas veces nos sale ser como los discípulos: ante un desplante, ante una ofensa al Señor, ante la gente que promueve leyes o movimientos que atacan a la Iglesia, los cristianos perseguidos en Oriente en este momento... Nos sale lo más visceral que tenemos, y nos sale actuar como quien nos ataca, es algo natural, normal.
Sin embargo, el Señor nos pide dar un salto de calidad, y nos pide actuar hasta en ese momento como cristianos 100%: perdonando, rezando por ellos.

¿Cómo reacciono yo?

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