Evangelio 28 de septiembre 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,46-50):
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»
En la Iglesia todos tenemos cabida: más y menos sabios, más y menos piadosos, más y menos comprometidos, ...
Todos tenemos que tener la meta muy alta: la santidad. Imitar a Cristo. Y lo fundamental para imitar a Cristo es la caridad.
¿Cuántas veces nos ha podido pasar lo que a los discípulos?: "como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir". No podemos excluir a nadie de trabajar en la Iglesia, cada uno lo hará a su manera o como mejor sepa (que no siempre coincide con la nuestra), siempre que se haga con buena intención y por el bien de las almas.
"El que no está contra vosotros, está a favor vuestro" dice el Señor.
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»
En la Iglesia todos tenemos cabida: más y menos sabios, más y menos piadosos, más y menos comprometidos, ...
Todos tenemos que tener la meta muy alta: la santidad. Imitar a Cristo. Y lo fundamental para imitar a Cristo es la caridad.
¿Cuántas veces nos ha podido pasar lo que a los discípulos?: "como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir". No podemos excluir a nadie de trabajar en la Iglesia, cada uno lo hará a su manera o como mejor sepa (que no siempre coincide con la nuestra), siempre que se haga con buena intención y por el bien de las almas.
"El que no está contra vosotros, está a favor vuestro" dice el Señor.
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