Evangelio 21 de septiembre de 2015

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,47-51):

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»


¡Qué piropo le lanza el Señor a Natanael! Dios, que conoce hasta lo más recóndito de nuestro ser, lo que somos realmente, dice de él  "ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño".

Ójala el Señor pueda decir de cada uno de nosotros que somos gente de una pieza, que somos lo que aparentamos, que no tenemos dobleces, que somos gente transparente (esto no hay que confundirlo con no tener filtro y soltar lo primero que se nos viene a la cabeza, podemos hacer mucho daño) y que vivimos lo que pensamos. Que tenemos unidad de vida, porque no nos comportamos o somos distintos dependiendo de con quién estamos o donde nos encontremos.

Ójala, se pudiera decir de nosotros siempre que somos cristianos, porque se nota en nuestra forma de ser.

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