Evangelio 27 de julio 2015

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» 


La levadura es ese fermento que no se ve, no huele, no sabe, pero hace subir a la masa. Cuando no está, se nota.
Los cristianos estamos llamados a ser esta levadura en medio de la masa, a diluirnos en medio de la vorágine del mundo haciéndolo crecer, acercándolo a Dios.
Si cada uno donde estamos: en casa, con los amigos, en el trabajo... Somos ese buen fermento, y manifestamos con alegría que Cristo vive, ¡A cuánta gente podremos acercar a Dios!

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