El Papa a los matrimonios separados: "No utilicéis a los hijos como rehenes". Y saluda a los fieles de TOLEDO
En tono respetuoso sobre los problemas que les hayan llevado a separarse, el Papa pidió en cambio con mucha energía a los matrimonios separados: «No utilicéis nunca los hijos como rehenes. Que el padre hable mal de la madre o la madre del padre les hace mucho daño».
Ante más de setenta mil peregrinos que acudieron el miércoles a la audiencia general –incluidas muchas familias con niños-, el Papa insistió a los padres separados en que «los hijos no sean nunca rehenes. Que crezcan escuchando a la madre hablar bien del padre, y al padre hablar bien de la madre, aunque no vivan juntos. Es importante. Es difícil, ¡pero podéis hacerlo!».
En una nueva catequesis sobre la familia, el Santo Padre abordó el problema de la ruptura del «pacto educativo» entre los padres y el sistema escolar, «que supone en la práctica una fractura entre familia y sociedad».
A las dificultades que ya tienen los padres «pues es difícil educar a los hijos si sólo pueden verles por la noche al llegar a casa rendidos», se une el problema de «los intelectuales de todo tipo que, de mil modos, han hecho callar a los padres pretendiendo defender a las nuevas generaciones de los daños, verdaderos o presuntos, de la educación familiar».
El Papa lamentó que «se hayan enturbiado las relaciones entre padres y profesores», y también «que se hayan multiplicado los llamados ‘expertos’ que han ocupado el papel de los padres incluso en los aspectos más íntimos de la educación, la vida afectiva, etc. de modo que los padres deben sólo escuchar, aprender y adaptarse».
Al mismo tiempo, Francisco advirtió que esta invasión de terreno ha tenido lugar en parte porque «los padres se han autoexiliado de la responsabilidad d educar a los hijos. ¡No os autoexcluyáis!».
El Papa recordó que «la buena educación familiar es la columna vertebral del humanismo. Si la educación familiar recobra con orgullo su protagonismo, muchas cosas cambiarán a mejor para padres inseguros e hijos decepcionados».
Al término de la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Papa dirigió un saludo «a los fieles de la archidiócesis de Toledo, acompañados de su pastor, monseñor Braulio Rodríguez Plaza», y añadió con buen humor, refiriéndose a los gritos de entusiasmo: «¡Saben hacer ruido ustedes!».
Ante más de setenta mil peregrinos que acudieron el miércoles a la audiencia general –incluidas muchas familias con niños-, el Papa insistió a los padres separados en que «los hijos no sean nunca rehenes. Que crezcan escuchando a la madre hablar bien del padre, y al padre hablar bien de la madre, aunque no vivan juntos. Es importante. Es difícil, ¡pero podéis hacerlo!».
En una nueva catequesis sobre la familia, el Santo Padre abordó el problema de la ruptura del «pacto educativo» entre los padres y el sistema escolar, «que supone en la práctica una fractura entre familia y sociedad».
A las dificultades que ya tienen los padres «pues es difícil educar a los hijos si sólo pueden verles por la noche al llegar a casa rendidos», se une el problema de «los intelectuales de todo tipo que, de mil modos, han hecho callar a los padres pretendiendo defender a las nuevas generaciones de los daños, verdaderos o presuntos, de la educación familiar».
El Papa lamentó que «se hayan enturbiado las relaciones entre padres y profesores», y también «que se hayan multiplicado los llamados ‘expertos’ que han ocupado el papel de los padres incluso en los aspectos más íntimos de la educación, la vida afectiva, etc. de modo que los padres deben sólo escuchar, aprender y adaptarse».
Al mismo tiempo, Francisco advirtió que esta invasión de terreno ha tenido lugar en parte porque «los padres se han autoexiliado de la responsabilidad d educar a los hijos. ¡No os autoexcluyáis!».
El Papa recordó que «la buena educación familiar es la columna vertebral del humanismo. Si la educación familiar recobra con orgullo su protagonismo, muchas cosas cambiarán a mejor para padres inseguros e hijos decepcionados».
Al término de la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Papa dirigió un saludo «a los fieles de la archidiócesis de Toledo, acompañados de su pastor, monseñor Braulio Rodríguez Plaza», y añadió con buen humor, refiriéndose a los gritos de entusiasmo: «¡Saben hacer ruido ustedes!».
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