Evangelio 29 de abril 2015

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,44-50):

En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»


Jesús es Dios. Y como Dios, pudo hacer lo que quisiera, y lo hizo: se rebajó a ser como nosotros para estar con nosotros, por amor a nosotros.
Dios no es un ser castigador, es Amor. Todo lo que nos dice, lo hace como un Padre amoroso que solo quiere lo mejor para sus hijos, que se equivocan muchas veces, pero siempre está con los brazos abiertos para recibirnos.
"La Palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día"; quizá hoy podemos hablar con el Señor, si sería agradable a sus ojos si hoy mismo me llamara a Su lado.

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