La oración: cambiar los problemas de hombro

Estamos en Cuaresma, y es un tiempo muy bueno para tratar de cambiar lo que nos separa de Dios.

Orar es hablar con Dios. Pero ¿De qué?
De Él, de ti, de tus alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, preocupaciones, flaquezas, y darle gracias y pedirle perdón. En definitiva, conocerle, tratarle para así amarle.

Si no sabes cómo empezar, comienza por decirle... ¡Señor que no sé rezar! Y ya habrás empezado a hacerlo.

Conocer a Dios te cambia la vida. Si no te la cambia es que no te has dejado hacer.
Es importantísimo ser sincero con uno mismo en la oración aunque escueza, solo así se curan las heridas.

Vamos a intentar en esta Cuaresma dedicarle todos los días un ratito al Señor en la oración. Si puede ser delante del Sagrario mucho mejor. Sino, en tu habitación también está Dios.

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