Evangelio 26 enero 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."
El Evangelio de ayer, nos invitaba a considerar la vocación de San Pedro. Cómo el Señor va a buscarle en medio de su trabajo de todos los días.
Hoy nos dice que el Señor busca a otros 72, y les manda a los lugares "donde Él había de ir".
Jesús nos busca, te busca, porque necesita que le ayudemos a llevar a todo el mundo el amor, la alegría y la paz. Quiere que seamos sus brazos en medio de nuestras ocupaciones ordinarias: en nuestra oficina, en nuestra casa, en el taller, en la fábrica, con nuestros amigos...
Depende de cada uno de nosotros, de nuestra propia libertad, el corresponder a su llamada.
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."
El Evangelio de ayer, nos invitaba a considerar la vocación de San Pedro. Cómo el Señor va a buscarle en medio de su trabajo de todos los días.
Hoy nos dice que el Señor busca a otros 72, y les manda a los lugares "donde Él había de ir".
Jesús nos busca, te busca, porque necesita que le ayudemos a llevar a todo el mundo el amor, la alegría y la paz. Quiere que seamos sus brazos en medio de nuestras ocupaciones ordinarias: en nuestra oficina, en nuestra casa, en el taller, en la fábrica, con nuestros amigos...
Depende de cada uno de nosotros, de nuestra propia libertad, el corresponder a su llamada.
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