San Agustín

Hoy 28 de agosto, la Iglesia celebra a San Agustín, Doctor de la Iglesia y “patrón de los que buscan a Dios”, quien en sus “Confesiones” le dijo a Dios su famosa frase: “Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé”.

San Agustín nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de Africa. Fue hijo de Patricio y Santa Mónica, quien ofreció rezos y oraciones por la conversión de su esposo y de su hijo.

En su juventud, se entregó a una vida disipada. Convivió con una mujer por aproximadamente 14 años y tuvieron un hijo llamado Adeodato, que murió siendo joven.

Agustín perteneció a la secta de los Maniqueos hasta que conoce a San Ambrosio, de quien se queda impactado y empieza a leer la Biblia.

En el año 387 es bautizado junto a su hijo. Su madre fallece ese mismo año. Más adelante, en Hipona, es ordenado sacerdote y luego Obispo, quedando a cargo de esa diócesis por 34 años. Combatió las herejías de su tiempo y escribió muchos libros, siendo el más famoso su autobiografía titulada “Confesiones”.

El 28 de agosto del 430 enfermó y falleció. Su cuerpo fue enterrado Hipona, pero luego trasladado a Pavia, Italia. Él es uno de los 33 Doctores de la Iglesia.

Para Benedicto XVI, San Agustín ha sido un “buen compañero de viaje” en su vida y ministerio. En enero del 2008 se refirió a él como “hombre de pasión y de fe, de altísima inteligencia y de incansable solicitud pastoral… dejó una huella profundísima en la vida cultural de Occidente y de todo el mundo”.

En agosto del 2003, el Papa Francisco, durante la Misa de apertura del Capítulo General de la Orden de San Agustín, se refirió al santo como un hombre que “comete errores, toma también caminos equivocados, peca, es un pecador; pero no pierde la inquietud de la búsqueda espiritual. Y de este modo descubre que Dios le esperaba; más aún, que jamás había dejado de buscarle Él primero”.

Uno de sus poemas más famosos, escrito en sus Confesiones:


¡Tarde te amé,

hermosura tan antigua y tan nueva,

tarde te amé!

Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,

Y por fuera te buscaba;

Y deforme como era,

Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.

Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.

Me retenían lejos de ti aquellas cosas

Que, si no estuviesen en ti, no serían.

Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:

Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;

Exhalaste tu perfume y respiré,

Y suspiro por ti;

Gusté de ti, y siento hambre y sed;

Me tocaste y me abrasé en tu paz.

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