Un miércoles cualquiera en la vida del Papa...

Ya sabemos que el Papa es un todoterreno, pero este miércoles nos ha dejado dos mensajes muy bonitos para todos nosotros.

       Primero, por la mañana, recibió a jóvenes de las parroquias de la diócesis de Piacenza, en el norte de Italia. Contó que aveces le dicen: “'Pero padre que feos tiempos estos, no se puede hacer nada'. Cómo que no se puede hacer nada. Y les explico que se puede hacer tanto. Pero cuando un joven me dice: 'Que malos tiempos estos, padre no se puede hacer nada' lo mando a lo de un psiquiatra”. “No se entiende que un joven o una muchacha no quiera apostar por los grandes ideales, grandes, para el futuro. Después harán lo que puedan, pero el desafío es de las cosas grandes y bellas".
E interrogó: “¿Por qué? Porque dentro de ustedes, tienen ganas de tres cosas, primero: ganas de belleza, y cuando ustedes hacen música, teatro, pintura, cosas bellas, están buscando esa belleza; sean ricos buscadores de belleza. Segundo, ustedes son profetas de bondad, a ustedes le gusta la bondad, ser buenos, y esta bondad es contagiosa. Y tercero ustedes tienen sed de verdad, busquen la verdad". E indicó que alguno podrá decir: 'Ah Padre yo ya tengo la verdad'. Y Francisco respondió: "Te equivocas, porque la verdad no se tiene, la verdad se encuentra. Es un encuentro con la verdad, hay que buscarla”. Y precisó que estas tres ganas que tienen los jóvenes "hay que llevarlas adelante, hay que hacer el futuro con la belleza, la bondad y la verdad. Este es el desafío de ustedes”.
Indicó entretanto que no sucede “si ustedes son perezosos, o están tristes. ¡Qué cosa fea un joven triste! Si son tristes, esa belleza no será belleza, esa bondad no será bondad y la verdad será alguna otra cosa”. Por ello invitó a “aposta en los grandes ideales, los ideales de construir un mundo de bondad, de belleza y verdad. Esto ustedes pueden hacerlo, ustedes tienen el poder de hacerlo. Si no lo hacen es por pereza”. “Y quería decirles --prosiguió el papa-- coraje, vayan adelante, hagan ruido, donde hay jóvenes tiene que haber ruido, después nos regularemos. Las ilusiones de un joven hacen ruido siempre, vayan adelante”.
Y advirtió: “Siempre en la vida habrá gente que les hará propuestas para frenar, para frenar vuestro camino. Por favor, ¡vayan contracorriente, estén llenos de coraje, vayan contracorriente!”. “Y que habrá quien dice: 'tomo un poco de alcohol, de droga y voy adelante'. ¡No!, vayan contra la corriente de esta civilización que nos está haciendo tanto mal, ¿lo han entendido?, ir contracorriente, y esto significa ir adelante pero con los valores de la belleza, de la bondad y de la verdad”. Hacia la conclusión les dijo: “Quiero darle la bendición, pero antes le rezaremos a la Virgen todos juntos, le rezaremos a la Virgen que es la madre de la belleza, de la bondad y de la verdad, que nos de esta gracia del coraje. ¡Porque la Virgen tenía mucho coraje, tenía coraje esta mujer” y añadió: “Pidámosle a Ella que es nuestra madre en el cielo, que nos de la gracia de ir contracorriente”.

       Después celebró la Santa Misa en la iglesia de San Agustín, dedicando al santo de Hipona sus pensamientos.
Invitó a moverse por la inquietud personal de conocer a Cristo y traducirla en apostolado. Todo el contrario de un acomodamiento espiritual de algunas comunidades llenas de comodidades, en los que a veces se puede reducir la vida de las órdenes religiosas.
El papa que dedicó su homilía al autor de Las Confesiones aseguró en su homlía que “el corazón de san Agustín tiene algo aún que enseñarlos”, e invitó a quien “se siente indiferente hacia Dios, hacia la fe, a quien está lejos de Dios o lo ha abandonado”, a mirar en lo profundo de su propio corazón y preguntarse: “¿Tienes un corazón que desea algo grande o un corazón dormido por las cosas? Y eso se aplica también a nosotros con nuestros “abandonos”, dijo.
El pontífice recordó que el corazón lleva a Agustín a encontrar a Jesús, pero cuando lo encuentra "no se cierra en si mismo como quien ya ha llegado, pero sigue su camino". Y esta inquietud de encontrar la verdad y a Dios "se vuelve la inquietud de conocerlo siempre más y salir de sí mismo para hacerlo conocer a los otros", y entonces "la inquietud se vuelve pastoral". "Y Agustín se deja inquietar por Dios, no se cansa de anunciarlo, de evangelizar con coraje, sin temor, busca ser la imagen de Jesús el Buen Pastor que conoce sus ovejas. Y como me gusta repetir se siente el olor de las ovejas”. Porque "el tesoro de Agustín, es la actitud de “salir siempre hacia Dios, hacia el rebaño". “Con dolor pienso a los consagrados que no son fecundos, y que son solterones". En cambio "la inquietud del amor lleva a ir a encontrar al otro, sin esperar que sea el otro quien manifiesta su necesidad”. Y añadió: "Nosotros debemos preguntarnos cada uno ¿Cómo va mi fecundidad pastoral? Un amor que "lleva a buscar el bien del otro, de la persona amada, con aquella intensidad que lleva también a las lágrimas".

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